Ahora mismo por mi ventana veo caer nieve, copos algo locos que se resisten a marcharse y que quieren que nos quedemos en ese ambiente de manta y sofá, pero dentro de mi ha llegado la primavera, algo dentro de mi está floreciendo hoy. Me he levantado contenta a pesar de tener que hacer millones de cosas que nos exigen en la universidad (el lugar ese claustrofóbico en el que pasamos horas y horas, dirigid@s por seres que a pesar de ser exactamente igual de humanos que nosotros se olvidan de que también necesitamos descansar y vivir, no sólo leer y realizar trabajos teóricos), y con esa alegría que me carga las pilas he decidido ya por fín lanzarme a este blog común de plástica, en el que hasta ahora no me he atrevido a dejar mi huella, ya que no iba a ser una huella propia sino algo artificial y forzado ya que no me sentía en un momento vital en el que pudiese compartir algo realmente bueno con los demás.
Para esta primera entrada he decidido mezclar todas las cosas que ahora mismo me rodean, todos los sentimientos y ambientes en los que me desarrollo y retomar las ideas de una apasionante conversación con un pequeño grupo de compañeras y la profesora que tubo lugar en nuestro aula de plástica, nuestro punto de encuentro y de reunión, y que me dejo una pequeña semillita dentro que durante estos días ha ido creciendo, renaciendo una y otra vez y tomando cada vez más sentido.
¿Nos estamos alejando de lo que realmente somos? ¿Por qué lo hacemos? ¿Lo hemos decidido nosotr@s libremente, o nos han hecho creer que eso es lo normal y es respuesta al crecimiento y la maduración que nos obliga a estar dentro de los cánones de la sociedad?
Esta semillita de la que hablo, que se refiere a nuestra naturaleza tiene que ver con lo más nuestro, nuestra vida, nuestro cuerpo, que es sólo nuestro y nuestra alma o energía.
Cuando somos pequeños corremos, saltamos, nos rebozamos, nos caemos sin miedo, trepamos, reimos, lloramos, compartimos sin prejuicios, y de repente un día, sin darnos siquiera cuenta estamos sumergidos en un mundo de prisas, de exigencias sociales, de "buenos modales" (falsos y hipócritas), de obligaciones absurdas, de cánones de belleza, de "tienes que", "debes tal", y "lo normal a tu edad es". Tenemos miedo a caernos, a hacernos daño, a correr, a mancharnos, a rompernos las ropas esas que nos representan ante los demás, en vez de ser nuestra mirada, nuestra sonrisa y nuestro movimiento el que haga esto. Nos escondemos y catalogamos dentro de perfiles que otros nos marcan. Parece que hoy en día está mal no preocuparse por la ropa, por la imagen, mancharse, correr, gritar, cantar como loc@s y disfrutar de la vida de la manera en la que nuestra naturaleza animal nos exige.
Daban ganas de echar a volar desde este pasillo. Un lugar mágico. |
Dispuesta a escalar en Patones |
¡Qué libre, qué viva y qué bella me siento despeinada por el viento, tirada entre plantas que me regalan sus olores, recibiendo la vitamina del sol, con ropa rota, manchada y fuera de moda pero que me hace sentir confortable! ¡Que energía tan maravillosa esa que me invade cuando no pienso en nada! Cuando me llena ese cosquilleo en el pecho de paz, de humanidad...
Fantástico paisaje en Riaza |
Seguramente las personas que lean esta entrada serán todas mujeres así que desde aquí, desde mi ventana de paisaje nublado hoy, os deseo unos días llenos de magia, de felicidad, de introspección y de disfrute propio, poque somos esos seres maravillosos capaces de todo, creadoras de vida, de magia, y futuras creadoras de un mundo mejor con los que serán nuestros alumnos. Mucho ánimo en estos días complicados de exámenes, entregas, poco dormir, y demasiadas horas en la facultad y gracias por cada sonrisa, abrazo, palabra de ánimo y gesto cómplice.
Por último y para despedirme, para todas aquellas que de vez encuando, como yo se ven abrumadas por tanta rutina, agobio prisas, etc. os dejo una cancioncilla:
A veces parece que no pero el tiempo es tuyo y puedes gestionarlo
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